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UC - Críticas

Países: Reino Unido, Irlanda y Francia.

Año: 2014.

Duración: 109 min.

Género: Drama.

 

Dirección: Ken Loach.

Guion: Paul Laverty.

Producción: Rebecca O’Brien.

Música: George Fenton.

Fotografía: Robbie Ryan.

Montaje: Jonathan Morris.

Diseño de producción: Fergus Clegg.

Distribuidora: Vértigo Films.

 

Estreno en España: 21 Noviembre 2014.

Interpretación: Barry Ward (Jimmy), Simone Kirby (Oonagh), Jim Norton (padre Sheridan), Francis Magee (Mossie), Aisling Franciosi (Marie), Andrew Scott (padre Seamus), Brian F. O’Byrne (O’Keefe).

 

DANZAD MALDITOS


'Jimmy's Hall' es una bonita y bienintencionada película sobre la lucha por la libertad, a través de una sencilla historia basada en hechos reales que sirve como lienzo perfecto para que ese activista político metido a cineasta que es Ken Loach, vuelva a sus derroteros reivindicativos que le permitan pintar un bello cuadro con transfondo social y algo de su habitual maniqueísmo, también. Un relato como este de personas sencillas que son injustamente tratadas por los estamentos de poder, ya tiene metido al público en el bolsillo desde antes que empiece la proyección, especialmente en la época convulsa en que vivimos. Y Loach lo sabe.




SINOPSIS: Año 1932. Tras diez años de exilio en Estados Unidos, Jimmy Gralton regresa a su país para ayudar a su madre con la granja familiar. Llega a un país que ha cambiado después de la Guerra Civil y que ahora tiene un nuevo gobierno. Ahora todo es posible. Los jóvenes del condado de Leitrim le piden que vuelva a abrir el “Hall” y Jimmy acepta hacerlo, a pesar de que no quiere tener problemas con enemigos tradicionales, como la iglesia o los terratenientes. El “Hall”, un lugar para hablar, bailar o estudiar, vuelve a tener éxito rápidamente. Sin embargo, la influencia, cada vez mayor, de Jimmy y sus ideas progresistas no agradan a todo el mundo en el pueblo y las tensiones de antaño surgen nuevamente.


 

'Jimmy's Hall' tiene un arranque pausado, pero de poderosa belleza, como si de un western crepuscular se tratase donde las pistolas se cambian por sueños de juventud, cuando un hombre exiliado regresa a su pueblo natal como un viejo vaquero, para devolver la esperanza y la necesidad de conservar los ideales a unas personas que han sucumbido al desaliento. En esa presentación de personajes y de escenarios, excelentemente fotografiados por Robbie Ryan, se hallan las mayores virtudes de este film que posteriormente parece estancarse en la misma idea y finalmente caiga en ciertos dejes manipuladores en el retrato de algunos personajes con aire caricaturesco que subrayan en exceso el discurso propuesto.



'Jimmy's Hall', sin embargo, acaba funcionando como pequeña fábula contemporánea sobre la libertad de pensamiento, con un final que puede traernos a la memoria el de 'El Club de los Poetas Muertos' (Peter Weir, 1989), otro film de espíritu similar, donde como todos recordamos un profesor de poesía abría la mente de sus alumnos a un mundo que no les era permido ver ni siquiera soñar a través de una educación extremadamente conservadora. Aquí, la poesía se cambia por la música, el deseo de bailar y divertirse, algo que parece peligroso en un entorno que buscar controlar las emociones de sus conciudadanos. Destacable, también, el trabajo de los actores, en especial de Simone Kirby, un pequeño descubrimiento, y de Barry Ward.




UC (Daniel Farriol).

TRAILER